RAFA ÁLAMOS TRIUNFA EN LAS SERIES DE ÉPOCA

El centralero Rafa Álamos, que cursó el entrenamiento actoral de Técnica Chéjov ante la Cámara con Eva Manjón, ha tenido un gran año. Ha participado en nada menos que dos series de la productora Bambú: Valle Salvaje, la gran apuesta diaria de La 1; y La Favorita 1922, que, además de emitirse en Telecinco, no abandona el top 10 de Netflix España.

Entrevistamos a Rafa para que nos cuente su experiencia en estas dos producciones.

¿Qué nos puedes contar de tus personajes en Valle Salvaje y La Favorita 1922?

En La Favorita 1922, interpreto al personaje de Fermín, hermano de Ceci, que también tiene un romance con Rosa, otra de las chicas que trabaja en el restaurante. Fermín es un chaval joven de clase baja en el Madrid de los 20 y que se intenta buscar la vida trabajando de lo que puede como puede. Es un poco torpe, pero aprende rápido y es espabilado como él solo. También tiene una parte tierna que saca a relucir con Rosa; es un chico bastante adelantado a su época, en cuanto a relaciones se refiere. Fermín es abandonado por su hermana cuando es muy pequeño y no le queda más remedio que sobrevivir él solito, hasta que un día, después de 10 años, se la encuentra en el restaurante.

En Valle Salvaje llevo desde marzo de 2025 trabajando con un personaje fijo que se llama Francisco. La serie está ambientada en el siglo XVIII, en pleno reinado de Carlos III. Nos encontramos en el ducado de Valle Salvaje donde gobiernan los Gálvez de Aguirre. Mi personaje llega nuevo en la segunda temporada junto a su tía Eva y su padre Amadeo, que trabajarán en las cocinas. Sin embargo, Francisco tiene un sueño: convertirse en mayordomo de la Casa Grande algún día, aunque de momento, empezará como primer lacayo. Francisco es un personaje escurridizo, bastante bufón y muy insistente, no da su brazo a torcer cuando se trata de sus sueños. Tiene una labia que ya quisieran muchos, pero su defecto es que no piensa mucho las cosas antes de hacerlas, y eso le meterá en bastantes problemas ante la gobernanta Doña Isabel.
 

¿Qué retos te has encontrado a la hora de interpretar época? ¿Y qué es lo que más disfrutas?

Al interpretar en época, hay muchas dificultades. Lo que más cuesta es incorporar el lenguaje, no tanto el del siglo XX, que es relativamente fácil, sino el del siglo XVIII [en Valle Salvaje]. Las maneras, el moverse de un modo concreto, el cuidado a la hora de servir, cómo te diriges a alguien superior a ti, a alguien inferior, los vínculos de aquella época, que no son los mismos que podemos tener hoy día... Pero es un aprendizaje que se debe hacer en casa y luego se va perfeccionando durante el rodaje, al final acabas cogiendo soltura dentro de los corsés que tiene la época. Aunque dentro de esa incomodidad, a mí es verdad que me ha tocado una parte en la que me siento seguro, que es la comedia; tanto los personajes de mi tía, como mi padre, como yo, en la serie tenemos una trama cómica para aligerar un poco el dramatismo de la serie, que no es poco.
 

Las series pueden tener ritmos muy intensos, sobre todo en el caso de las diarias como Valle Salvaje. ¿Cómo te preparas para el rodaje?
 
Es verdad que te exige mucho tiempo, tanto de grabación como de estudio, así que debes priorizar en qué inviertes tú tiempo de trabajo como actor. En mi caso, me preparo algunas secuencias que creo que son más importantes mejor que otras; es un poco economía del esfuerzo, pero es que es humanamente imposible hacer un trabajo impecable en cada una de las secuencias, por lo tanto, aprendes a resolver. Es una palabra muy importante en una diaria, resolver, una capacidad que adquieres al trabajar tanto, todos los días y que consiste en, con el tiempo que tenemos para grabar una secuencia, que es muy poco, intentar hacerlo correcto. Pero eso sí, cuando una secuencia es importante, hay que preparársela como si fuera lo mejor que vas a interpretar en tu vida, y si ves que no dan mucho tiempo o que quieren quitarse esa secuencia rápido, debes proteger tu trabajo y exigir unos mínimos de preparación y calidad.

Y, finalmente, ¿cómo has incorporado la técnica Chéjov en tu trabajo interpretativo?
 
La técnica Chéjov me sirve para poder destinar cada parte de mí a una cosa diferente. La mente hay que dejarla pensando en las marcas, en los movimientos que te requiere la secuencia, en favorecer a cámara, todo lo que lo requiera mundo interno del personaje. El cuerpo, por otro lado es el que uso para llenar de matices mi interpretación y sacar la emoción que requiera el momento. Porque con la cabeza no se actúa: el cuerpo es el que lleva a la emoción, no la mente, y eso es lo fundamental que he aprendido con Eva Manjón. Así que lo dejaré en una frase: piensa en las marcas y sacude tu cuerpo.
 
¡Muchas gracias, Rafa! Y enhorabuena por todo tu trabajo reciente. ¡Que siga así!